Érase una vez una chica de 25 años que había tomado muchas y muy malas decisiones a lo largo de su vida. Bueno, quizá exagero un poco, pero sí que había tomado malas decisiones que la estaban llevando por un camino que la hacía infeliz. Se encontraba en un momento de crisis existencial, y se ahogaba con esa pregunta. Sí, esa pregunta tan puñetera que a veces oímos a lo lejos, en el fondo de nuestra mente, pero que otras veces se convierte en un grito desesperado que nos impide oír nada más: ¿qué estoy haciendo con mi vida?
Sin trabajo. Sin perspectivas de emancipación a la vista. Sin pareja. Estudiando una carrera que no me gusta. Echando los pulmones al subir dos tramos de escaleras. Y a medio camino de la treintena. ¿Es demasiado tarde para dar un golpe al timón y cambiar de rumbo? Muchos dirán que no: nunca es demasiado tarde para empezar a hacer aquello que te haga feliz, porque vida sólo hay una y hay que disfrutarla. Pero no siempre es tan sencillo, y al final todo se reduce a tomar decisiones. Decisiones que te llevarán por distintos caminos, que te harán renunciar a otros, mejores o peores. Decisiones. Y yo llevo demasiado tiempo dándole vueltas a todo y siendo muy cobarde.
Pero se acabó. Se acabó estar deprimida y aovillada en el sofá. Se acabó ponerme excusas. Se acabó el regodearme en mi propia tristeza y usarla como pretexto para ser infeliz sin impedirlo. Se acabaron los "no puedo", los "no lo conseguiré", y los "esto es lo que hay y te jodes". Voy a mover el culo por mí. Porque nada bueno puede pasarte si no te esfuerzas por conseguirlo.
Me llamo Christina, y este año estoy dispuesta a luchar por cambiar todo aquello que me está haciendo infeliz. Y aunque suene a tópico, voy a marcarme unos cuantos propósitos (realistas) que iré repasando periódicamente aquí mismo, en este blog, para motivarme a mí misma y a quien quiera que termine por estos lares y se encuentre en una situación parecida.
¿Me acompañáis? :)
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